Cómo un regalo de bodas de mi padre cambió mi relación con mi madre

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Mi familia siempre fue complicada. Cuando era pequeño, había problemas en la relación de mis padres. Mamá conoció a otro hombre que le ofreció estabilidad —papá tenía dificultades económicas—. Finalmente, se divorciaron y mi madre se casó con un hombre rico, pero él la abandonó poco después. La vida siguió, pero las relaciones dentro de nuestra familia cambiaron.

Cuando llegó el momento de mi boda, decidimos invitar solo a mis amigos más cercanos. Mamá vino sola, ya que su segundo marido se había ido. Lamentablemente, papá no pudo asistir porque vivía en el extranjero, pero me envió un regalo a través de mi madre.

Después de la boda, mi madre me entregó un sobre con dinero de parte de mi padre. Ese fue su regalo —y me emocionó mucho—. Mi esposo y yo estábamos ahorrando para comprar un refrigerador nuevo, así que ese regalo llegó en el momento perfecto. No pude agradecerle de inmediato porque todavía estábamos resolviendo asuntos de la boda.

Dos semanas después, papá me llamó y me preguntó si me había gustado su regalo.

—¿Te gustó mi regalo? —me preguntó.

Le di las gracias y le conté que ya casi teníamos el dinero suficiente para el nuevo refrigerador. Él soltó una carcajada y dijo que esperaba una invitación para la fiesta de inauguración.

Y entonces me dijo algo que no podía creer. Papá me contó que, dos meses antes de la boda, mientras yo me preparaba, él y mamá habían hablado de comprarme un apartamento. Le había entregado una gran suma de dinero para que pudiera comprarnos un apartamento. Papá pensaba que ya tenía las llaves.

Me quedé en shock. Inmediatamente fui a ver a mi madre, esperando que fuera un malentendido. Pero ni siquiera intentó negarlo.

—Sí, compré un apartamento —me dijo—, pero está registrado a mi nombre. Decidí alquilarlo. «Todavía eres joven, podrás comprarte tu propia casa», me dijo.

Fue un golpe muy duro para mí. No podía creer que alguien tan cercano pudiera hacerme algo así. En ese momento, entendí que ya no podía confiar en ella —y rompí todo contacto.

Aunque fue una lección dolorosa, estoy agradecido a mi padre por su generosidad y su cariño. Con el tiempo, mi madre y yo encontramos la manera de reconciliarnos, porque los lazos familiares son mucho más que asuntos de dinero. El dinero no debería destruir las relaciones.

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