Una Sorpresa Inesperada y una Solución Ingeniosa
Después de una semana de vacaciones en el mar con sus hijos, Isabelle regresó a casa, lista para retomar la tranquilidad de su hogar. Sin embargo, al cruzar el umbral de su puerta, se llevó una desagradable sorpresa: su nuevo vecino, Thomas, había erigido un imponente muro de cierre justo al lado de sus ventanas, bloqueando su vista. Isabelle no podía creer lo que veía, sobre todo porque no había dado su consentimiento para un proyecto de ese tipo.

Sus hijos, Emily y Max, fueron los primeros en notar el cambio.
“Mamá, ¿por qué ya no vemos el jardín?” preguntó Emily señalando la nueva estructura.
Isabelle sintió cómo su corazón se aceleraba. No podía creerlo. Durante su ausencia, Thomas había instalado la cerca sin su permiso, invadiendo su espacio y bloqueando la luz. Sabía que no podía permitir que esa violación de sus derechos quedara sin respuesta. Unas semanas antes, Thomas, quien recién se había mudado a la casa vecina, se había acercado a ella para proponerle su proyecto.
“¡Hola Isabelle!” le había dicho de pie en su puerta, con una caja de herramientas en la mano. “Voy a instalar una cerca para delimitar nuestras propiedades, y los antiguos propietarios estaban de acuerdo con esto. Así que todo está perfectamente en regla.”
Isabelle, sorprendida, le había respondido: “Yo soy la propietaria ahora, y no quiero que me bloqueen la vista con una cerca.”

Thomas, avergonzado, intentó justificarse: “He estado preparando este proyecto desde hace tiempo. Necesito privacidad.”
“Yo también necesito mi espacio personal,” respondió Isabelle con firmeza. “Y esa cerca no se instalará en mi terreno.”
Ese fue el comienzo de un conflicto que se intensificó con las semanas. Thomas insistió varias veces, pero Isabelle se negó sistemáticamente. No iba a permitir que un vecino invadiera su espacio privado. Y ahora, al regresar a su casa, se dio cuenta de que la cerca había sido colocada en su ausencia. Era una verdadera violación de sus derechos.
Decidida a no dejar que la situación quedara así, Isabelle elaboró un plan. Esa misma noche, después de que los niños se acostaron, se dirigió a una tienda de mascotas local. Sabía exactamente lo que buscaba.
“¿Tienen atrayentes para animales?” le preguntó Isabelle al vendedor.
El vendedor, levantando una ceja, respondió: “Tenemos un producto potente, usado para entrenar a los perros.”
“¡Eso es justo lo que necesito!” respondió Isabelle, con una sonrisa astuta en los labios, imaginando ya su estrategia.

Cada noche, mientras todo el vecindario dormía plácidamente, Isabelle rociaba el atrayente sobre la cerca de Thomas. El olor era irresistible para los perros, pero también para las martas, los ciervos y otros animales que dejaban sus huellas sobre la cerca. Cuantos más animales había, más insoportable se volvía el olor.
A la mañana siguiente, Isabelle escuchó a Thomas frotando furiosamente la cerca. Pero el olor persistía. Intentó limpiarla, pero siempre volvía. En pocos días, la situación se volvió insostenible y los vecinos comenzaron a quejarse del mal olor.
Un día, mientras Thomas intentaba desesperadamente eliminar el olor, alguien llamó a su puerta. Era la señora Durand, una vecina.
“Thomas, ¿qué es ese olor horrible en tu jardín?” le preguntó, arrugando la nariz.
Thomas se puso pálido. “Yo… estoy arreglando esto.”
Al mismo tiempo, Emily y Max también se quejaban del mal olor.
“Mamá, ¡hay un olor raro afuera!” dijo Max, tapándose la nariz.
“No se preocupen, niños, esto no va a durar,” les tranquilizó Isabelle.
Sabía que la situación estaba a su favor.
Finalmente, después de unos días, Isabelle escuchó el ruido de los obreros comenzando a quitar la cerca. Era su primera verdadera victoria.
En su jardín, disfrutando del éxito, Isabelle vio a Thomas acercarse. Parecía avergonzado y avergonzado.

“Isabelle, quiero disculparme. No debí haber instalado esa cerca sin tu consentimiento,” dijo, bajando la mirada.
Isabelle sonrió y respondió: “Disculpas aceptadas, Thomas. Comencemos de nuevo.”
La cerca fue desmontada, y Thomas aprendió una lección importante: respetar el espacio y los derechos de los demás es fundamental. Antes de tomar una decisión, hay que tener en cuenta a los demás. Isabelle defendió su casa y a sus hijos, demostrando que a veces, la determinación y la astucia pueden resolver incluso los problemas más complejos. 💪🏡