Toby, un hombre de 35 años que había estado fuera del país durante mucho tiempo, recientemente regresó a casa. Pagó un extra por un asiento mejorado, que necesitaba para su comodidad. Durante el vuelo, se acercó a él Dave, un recién casado, y le pidió cambiar de asiento para poder sentarse junto a su esposa Lia, que viajaba en clase económica. Toby, valorando su asiento mejorado, propuso pagar una suma mayor por el intercambio, pero Dave se negó.

A lo largo del vuelo, el comportamiento de Dave se volvió cada vez más disruptivo. Tosía fuerte y repetidamente, sin intentar reducir el ruido, y luego encendió una película de acción en su tableta sin auriculares, lo que irritaba aún más a los demás pasajeros. Las acciones de Dave fueron acompañadas por una lluvia de migas de pretzel que caían sobre las piernas de Toby.
La situación empeoró cuando Lia, la esposa de Dave, se sentó sobre él, haciendo una demostración inapropiada de afecto en un espacio tan cerrado. Esto llevó a Toby a quejarse con la azafata, señalando los múltiples factores de distracción causados por la pareja. La azafata, al principio comprensiva, se vio obligada a intervenir debido a las violaciones de las normas de la aerolínea.

La azafata informó a Dave y Lia que su comportamiento era inaceptable y los trasladó de nuevo a clase económica. Esta decisión trajo satisfacción a Toby, después de haber tolerado tanto sus travesuras. Dave y Lia se vieron obligados a acatar la orden y cambiarse de asiento, mientras que Toby pudo disfrutar de una parte del vuelo mucho más tranquila.

Tras la turbulencia y un intento corto pero caótico de Lia por llegar al baño de adelante, donde también se encontraba parte de la tripulación, el avión aterrizó en Los Ángeles. Toby estaba listo para reunirse con su familia y se sintió como un triunfador comparado con la pareja que había alterado el vuelo.

Al aterrizar, Toby agradeció a la tripulación por su paciencia y, al salir del avión, intercambió algunas últimas palabras mordaces con Dave y Lia. Reunido con su esposa e hijo, Toby rápidamente olvidó el difícil vuelo, sustituyéndolo por la alegría de regresar a casa.