Nos mudamos con mi hijo de un año a una nueva casa, pero ya a los pocos días comenzamos a notar cosas extrañas. Al principio vi un objeto raro en la alfombra del dormitorio: algo delgado y semitransparente. Pensé que era solo basura, hasta que al día siguiente encontré otro fragmento igual, esta vez en el baño.
Cuando finalmente entendí lo que era en realidad, me quedé horrorizada. Ahora ni siquiera sé cómo seguir viviendo en esta casa. La continuación está en el primer comentario.
Cuando me mudé a una nueva casa con mi hijo de un año, sentí que era el comienzo de una nueva vida tranquila.
Los primeros días todo fue silencioso y normal.
Pero al cuarto o quinto día, noté un objeto extraño en la alfombra del dormitorio. Parecía una cinta fina, semitransparente, enrollada en forma de anillo.
Pensé que era algún tipo de basura, tal vez una cinta de embalaje seca. Pero cuando la tomé con la mano, era suave, como de pergamino, y… extrañamente viva. En su interior se notaba claramente el relieve de escamas. Sentí un escalofrío.
Aun así, traté de mantenerme racional. “Estas cosas pasan en casas viejas”, me decía. Pero luego empezaron a ocurrir otras cosas.
Por las noches comencé a oír ruidos extraños, como si algo crujiera debajo del suelo. A veces — un silbido fino, apenas perceptible.
Al principio pensé que eran los vecinos de abajo — tal vez niños o mascotas. Pero con los días, los sonidos se intensificaron. Se oían más cerca, como si se movieran justo debajo de nosotros. Especialmente en el baño.
Empecé a tener miedo. Mi hijo dormía en su cuna, y yo me despertaba a menudo en mitad de la noche para comprobar que todo estuviera bien.
Al séptimo día encontré otro fragmento de esa extraña “cinta”. Esta vez — detrás del tocador, en la habitación del niño. El mismo material suave y semitransparente. Empecé a buscar información en internet. Era… piel de serpiente.
Me invadió un profundo malestar. Llamé a especialistas — al servicio de control de animales. Vinieron a la mañana siguiente. Revisaron el baño, la cocina, el sótano. Y entonces supimos la verdad.
Bajo el suelo de nuestra casa se habían instalado serpientes ratoneras moteadas — grandes serpientes norteamericanas. No son venenosas, pero imponen mucho. Y lo peor: bajo la bañera habían hecho un nido. Con un montón de crías.
Ahora casi no duermo por las noches. Reviso constantemente si las rejillas de ventilación están cerradas, si las grietas están bien selladas.
Si alguna vez notas ruidos extraños o encuentras objetos raros — por favor, no los ignores. Puede que no sea solo basura o un sonido aleatorio. Ten cuidado. A veces, detrás de las paredes de tu casa vive algo que no esperabas en absoluto.
