Rosa y Josefa Blazek, hermanas siamesas, nacieron unidas por la pelvis. Cuando tenían 26 años, una de las hermanas conoció a un hombre… y se enamoró 😲.
Tres años después, Rosa quedó embarazada y dio a luz a un hijo inusual 😱. Ambas hermanas produjeron leche materna, y juntas amamantaron al bebé.
Rosa y Josefa Blazek nacieron el 20 de enero de 1878 en Bohemia, y desde el primer segundo de vida, el destino les escribió una historia única y difícil.
Siamesas unidas por la pelvis, permanecían físicamente conectadas para siempre.
Desde pequeñas estudiaron música, actuaban en escenarios y giraban por toda Europa.
En 1906, durante una gira por Francia, Rosa conoció al hombre que le cambiaría la vida: un joven oficial llamado Franz. Entre ellos nació un romance apasionado.
A Josefa le costó aceptar esta relación.
Se sentía excluida, pero no podía irse. Con el tiempo, sin embargo, aceptó el derecho de su hermana a amar.
Las citas se volvieron habituales, y en 1909 Francia quedó conmocionada por una noticia sensacional: una de las hermanas siamesas estaba embarazada.
Por supuesto, la embarazada era Rosa —pues era quien mantenía la relación con Franz—. Pero dado que los cuerpos de las hermanas estaban unidos, Josefa también pasó por todo: desde náuseas hasta el parto.
El 16 de abril de 1910 nació un niño sano y fuerte, al que llamaron Franz, como su padre. El destino volvió a sorprender: ambas hermanas produjeron leche materna, lo amamantaban juntas, lo cuidaban y lo criaban con ternura.
Volvieron a los escenarios, esta vez con su hijo. Su espectáculo se titulaba:
“Dos madres — un solo corazón”, y el público las recibía entre aplausos y lágrimas.
Pero entonces llegó la enfermedad. En 1922, Josefa enfermó gravemente. Los médicos sugirieron una cirugía para separarlas y así salvar a Rosa. Pero ella, sin dudarlo, se negó:
“Vinimos juntas a este mundo, y juntas nos iremos.”
Y así fue. Murieron el mismo día, con 12 minutos de diferencia.
