🐕🦺Como cada noche, paseaba a mi perro, Oscar. El clima era agradable, la atmósfera en el parque era serena y la gente se relajaba y disfrutaba de la tarde.👇
Mientras caminaba, vi a lo lejos a una mujer que dormitaba en un banco. A su lado había un cochecito. Sentí compasión por esa pobre madre; su agotamiento era tan evidente que se había quedado dormida al aire libre.😵💫

De repente, vi a un joven acercarse al cochecito, agarrarlo y alejarse de la mujer. Al principio pensé que era el padre… Pero la mujer se despertó de golpe, se levantó de un salto y empezó a correr gritando, suplicándole que se detuviera.
Todo el parque entró en conmoción… Y entonces ocurrió algo totalmente inesperado… 👇
Los gritos de la mujer rompieron de inmediato la calma. Gente corrió desde todos lados, algunos ya llamaban a la policía. El joven ya había desaparecido con el cochecito por un sendero, y parecía imposible alcanzarlo.

Solté la correa: mi perro Oscar, un labrador inteligente y bien entrenado, salió corriendo en línea recta, con el hocico en alto. Sabía seguir rastros, y confié en su instinto.
Los minutos se hicieron eternos. La mujer, entre lágrimas, temblaba y apenas podía mantenerse en pie. Me acerqué, le puse una mano en el hombro y le dije: «Lo encontraremos. Oscar ya está siguiendo su pista.»
Unos diez minutos después, se oyeron ladridos detrás de unos arbustos. Con dos hombres que habían venido a ayudarnos, corrimos en esa dirección.
Detrás de un viejo café, escondido entre los matorrales, estaba el cochecito. El niño seguía allí, sano y salvo, ni siquiera lloraba, solo parecía un poco sorprendido.
Y allí, acorralado contra la pared, estaba el joven. Oscar gruñía, impidiéndole escapar.
Más tarde supimos que era un residente local que sufría de una enfermedad mental. No era consciente de sus actos.

La policía llegó rápidamente y lo llevó al hospital. Afortunadamente, el niño estaba bien.
La mujer me abrazó, luego se arrodilló delante de Oscar, enterró el rostro en su pelaje mientras lloraba.
La gente aplaudía, no por mí, sino por él. Oscar se convirtió en el verdadero héroe de la noche.
Al mirar a mi fiel compañero, comprendí: a veces, la ayuda llega de quien menos te lo esperas.
Desde ese día, cada noche, esa mujer viene al parque con su hijo y, con una sonrisa cálida, le da las gracias a Oscar.