Mi esposo compró boletos en primera clase para él y para su mamá, mientras que mis hijos y yo viajamos en clase económica. Decidí darle una lección.

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✈️ Mi esposo compró boletos en primera clase para él y su mamá, dejando a mis hijos y a mí en clase económica. Dijo que él había pagado, así que los mejores asientos debían ser para él. Me dolió mucho y me sentí triste. Ni siquiera se molestó en ayudarnos con las maletas. Mi corazón se rompía al ver cómo su mamá me sonreía con descaro, disfrutando de bebidas frías junto a su hijo. Entonces decidí darle una lección y no me arrepiento. 🤦‍♀️ Aquí te cuento lo que hice 👇

Hola, soy Sofía y quiero compartir una pequeña historia sobre mi esposo. Es un adicto al trabajo, siempre cansado. Cree que su trabajo es lo más importante en la vida y que eso le da privilegios. Entiendo que trabaja mucho, pero ser madre tampoco es fácil.

El mes pasado teníamos que visitar a su familia por las fiestas, era una oportunidad para relajarnos y pasar tiempo juntos. Él se encargó de reservar los boletos. ¡Yo no sabía lo que me esperaba!

En el aeropuerto, mientras yo lidiaba con el niño y las maletas, le pregunté dónde estaban nuestros asientos. Él estaba tan absorto en su teléfono que no me dio una respuesta clara.

Finalmente, con una sonrisa incómoda, me confesó que había comprado boletos en primera clase para él y su mamá, y que mis hijos y yo íbamos en económica. ¡No podía creerlo! Mientras ellos se dirigían hacia sus asientos, yo planeaba una pequeña venganza.

Ya sentada, vi cómo él y su mamá disfrutaban champán, mientras yo luchaba por acomodar mi equipaje de mano.

Recordé que tenía su billetera: la había escondido en mi bolso al pasar el control, y ahora estaba lista para disfrutar del espectáculo.

Dos horas después, mientras disfrutaba de los bocadillos en económica, vi cómo él buscaba desesperadamente en sus bolsillos, dándose cuenta de que su billetera había desaparecido. No pude evitar sonreír cuando vino a pedirme dinero con cara de desesperación.

Hice como que buscaba en mi bolso y le ofrecí solo 20 dólares. También le recordé que podía pedir ayuda a su mamá. Disfruté mucho ese momento.

Así que, viajeros, recuerden: si tu pareja intenta dejarte atrás, un poco de justicia hace el viaje mucho más agradable.

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