Cada semana, una joven viuda visitaba la tumba de su esposo para honrarlo y regar las flores. Sin embargo, siempre se daba la vuelta cuando salía del cementerio.

Cada vez, un joven que la había estado observando no podía evitar acercarse y comenzar una conversación. “Es evidente que usted muestra un gran respeto por su difunto marido.

Creo que es realmente bonito que no se gire al irse”, le comentó. El hombre quedó atónito por la respuesta de la mujer mientras ella lo miraba directamente a los ojos.

“Bueno, mi marido siempre me decía que tenía un trasero que podría hacer salir a los muertos de sus tumbas. No quiero correr riesgos. ¿No es gracioso?”